María Antonia Álvarez, voluntaria de Asturias
María Antonia Álvarez, es desde hace ocho años voluntaria de Cruz Roja en Oviedo, Asturias, donde colabora en la actualidad en el programa de Socorros y Emergencias. Trabaja de administrativa y tiene 36 años. Asegura que la actividad es adictiva.
Por qué hace voluntariado
Por la necesidad de hacer algo más con mi vida que sentarme en el sofá perdiendo el tiempo los fines de semana. Un día me acerqué a Cruz Roja y me decidí por las apersonas con discapacidad y mi experiencia fue muy gratificante.
Qué hace en la actualidad
Un par de años después de mi comienzo como voluntaria compaginé la actividad con Socorros y Emergencias y aunque de distinta manera, me llenó tanto o más que la otra actividad, así que me quedé totalmente enganchada a Cruz Roja. Tanto por la labor que se realiza como por los compañeros que encontré.
Qué le reporta el voluntariado
Me ha hecho crecer y mejorar como persona, he aprendido a valorar las pequeñas cosas de la vida, ahora soy más tolerante. Además el año pasado he tenido la suerte de irme a la OPE de Alicante, convivir día a día con gente que no conoces de nada, y sentirte como en casa, como si fueran tu familia. Son unos compis increíbles.
Cómo animaría a alguien a que hiciera voluntariado
Pues le invitaría a un servicio, le contaría un poco que es lo que hacemos realmente y le presentaría a mis compis y si tiene corazón de voluntario estoy segura que en menos de dos días tenemos un voluntario nuevo. Si por desgracia no es así, pues se llevaría un bonito recuerdo.
¿Para qué cree que sirve el voluntariado?
Cruz Roja en la actualidad tiene muchas actividades que sin voluntarios no existirían. Los abuelitos, discapacitados, toxicómanos, mujeres maltratadas, infancia, socorros y emergencia, etc. Cuánta gente es un poquito más feliz porque un voluntario le visita, le cura, le atiende o simplemente le escucha
¿Cambia algo en la sociedad el hecho de que haya voluntarios?
Pues sí. Sirve para que esta sociedad sea un poco menos hipócrita y más generosa. Cuantos más seamos los que regalamos nuestro tiempo, nuestro cariño y respeto por los demás, sean del color que sean, hablen el idioma que hablen, mejor irán las cosas. Tan solo ponemos nuestro pequeño granito de arena, pero granito a granito conseguiremos que las cosas cambien.
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