Su nombre es Jim pero muchos le conocen como Jimmy y el mismo precisa
"soy de Cruz Roja y participo en todos los proyectos, programas y actividades que puedo, y más ahora que me encuentro en situación de desempleado". A sus 33 años este danés vive en España desde los 9 años.
En estos días, Jimmy Paderson, se encuentra en el centro de perros guía Guiding Eyes for the Blind, en Yorktown Heights situado a unos 45 min. al norte de la ciudad de Nueva York, allí ejerce de traductor para afiliados de la Fundación ONCE. Son 3 españoles ciegos que debido a la larga espera y la gran demanda de perros guía que hay en España han tenido la oportunidad de viajar a EEUU para realizar un curso de 26 días donde, Jimmy ejerce de traductor por ser las clases, tanto prácticas como las teóricas, en inglés.
Jimmy, nos cuenta que desde que se enteró que había sido seleccionado para el proyecto sabía que no iba de vacaciones.
"Mi apoyo empieza todos los días a las 6 de la mañana sacando a los perros, se hace repasos de prácticas con el perro hasta las 7 y cuatro y a partir de ahí arranca el día con diferentes ejercicios". También nos explica que
"se hacen rutas por las calles con y sin tráfico, caminos campestres, centros comerciales, escaleras mecánicas, ascensores, etc. e incluso se pone al usuario en situaciones de conductores despistados, gente que quiere "distraer" el trabajo del perro, zonas estrechas, bordillos, escaleras, alcantarillas y demás".
El tiempo libre de nuestro voluntario transcurre la mayor parte junto a los usuarios, pues ellos no disponen de libertad de movimiento hasta que no estén totalmente familiarizados con sus perros.
"Desde el principio hemos encajado los 4, nos comenta Jimmy
"son adorables, nos reímos mucho y, están aprendiendo inglés a la vez que están con su perro. Nos hemos convertido en una pequeña gran familia. Con seguridad, les voy a echar de menos cuando todo esto acabe pues el perro se convierte en guía para los usuarios pero el traductor está para llevarles hasta el perro. Se aprende muchísimo y ver su ilusión se contagia".
Para nuestro voluntario esta experiencia está siendo muy grata, y aunque había trabajado con personas con discapacidad nos reconoce que
"no había trabajado con tanta profundidad, viviendo su día a día, viendo sus grandes habilidades de aprendizaje e independencia, su sentido del humor y las ganas de vivir"
No nos cabe duda que Jimmy recomendará a futuros compañeros esta aventura siendo consciente que
"yo les ayudo con el idioma pero ellos me han dado una lección de vivir y saborear las cosas pequeñas de la vida".