La Malaria es una enfermedad parasitaria trasmitida por la picadura de la hembra del mosquito Anopheles, que necesita sangre para alimentar sus huevos.
Hoy en día la malaria se encuentra ampliamente extendida en regiones tropicales y sub-tropicales de nuestro planeta, especialmente en el áfrica sub-sahariana.
En la mayor parte del mundo la malaria se ha vuelto resistente al tratamiento convencional.
Esta es la razón por la cual la OMS recomienda a los países que utilicen una combinación de medicamentos antimaláricos. Nuestra mejor arma contra los parásitos resistentes es una combinación de medicamentos que comprende un compuesto derivado de la artemisinina - sustancia extraída de la planta Artemisia annua - junto con otro antimalárico. Esta combinación es actualmente el mejor medicamento de que disponemos para tratar la malaria. Cuando se administra correctamente, la artemisinina cura la malaria en casi un 95% de los casos y el parásito tiene muy pocas probabilidades de volverse farmacorresistente. Al mismo tiempo, este tratamiento combinado puede reducir la transmisión de la malaria.
Se ha adoptado oficialmente como tratamiento de primera línea en 56 países, 34 de ellos en áfrica; sin embargo, muchos de ellos todavía no están aplicando esa política. Desde enero de 2004 solamente lo han adoptado 32 países, por problemas de existencias.
El sistema inmunológico en las mujeres durante el embarazo se ve afectado sustancialmente, haciendo que sean más vulnerables a las enfermedades y en este caso a la malaria, que puede causar anemia grave e incluso la muerte si no es tratada a tiempo correctamente. Para el feto, la malaria materna incrementa el riesgo de aborto espontáneo, muerte intrauterina, parto prematuro y bajo peso al nacer, una importante causa de mortalidad del lactante.
El problema ha estado desatendido durante mucho tiempo, pero hay nuevos enfoques y compromisos que permiten albergar la esperanza de reducir la carga de morbilidad atribuible a la malaria en el embarazo y de mejorar la salud de las madres y de los recién nacidos, como es el tratamiento preventivo con antimaláricos (se recomienda administrar al menos dos dosis de un antimalárico, sulfadoxina-pirimetamina, a todas las embarazadas que vivan en zonas de riesgo), y la distribución de mosquiteras.
El cambio climático es un problema humanitario, tanto como lo es medioambiental, político y económico. Se prevé que provocará un notable aumento de la frecuencia y/o intensidad de condiciones meteorológicas extremas, como olas de calor, inundaciones, sequías y ciclones tropicales, y favorecerá la propagación de enfermedades como la malaria y el dengue.
Sin embargo no está totalmente claro qué efecto podría tener el cambio climático en la propagación geográfica y en la intensidad de la malaria. Algunos predicen que la malaria se trasladará a regiones más templadas a medida que aumenten las temperaturas; otros creen que si el cambio climático reduce la cantidad de lluvia y el agua estancada en los países endémicos, también podría reducir la malaria en estas áreas.
Para abordar los desafíos humanitarios que plantea el cambio climático, debemos invertir en la reducción del riesgo ante epidemias y desastres, fortaleciendo la capacidad de las comunidades para hacer frente a éstos y recuperarse de ellos, invirtiendo en iniciativas de salud pública, preparación comunitaria y planificación para emergencias.
Serán necesarios al mismo tiempo un control y una vigilancia adecuados que garanticen la identificación de cualquier tendencia ligada al cambio climático, y que se tomen las medidas apropiadas para gestionar cualquier cambio relacionado con la malaria. Varios equipos de investigación trabajan en ello.
- Ser consciente del riesgo y conocer el periodo de incubación y los principales síntomas
- Evitar las picaduras de mosquitos, especialmente entre el anochecer y el amanecer. Se recomienda combinar el uso de repelentes con dormir bajo una mosquitera. La protección individual frente a las picaduras de mosquitos entre el anochecer y el amanecer constituye la primera línea de defensa contra la malaria.
- Tomar medicamentos contra la malaria cuando sea necesario. Hay que tener en cuenta que ningún régimen profiláctico contra la malaria proporciona una protección completa.
- Consultar inmediatamente con el médico para recibir un diagnóstico y un tratamiento adecuados en caso de que aparezca fiebre a partir de una semana después de haber entrado en un área donde hay riesgo de malaria y hasta 3 meses después de salir de ella. Un diagnóstico precoz y un tratamiento adecuado pueden salvar la vida del paciente.