Destacar, así mismo, las acciones desarrolladas para recaudar fondos para ayudar a las víctimas del conflicto armado del norte de Africa de 1909, y la intervención, con todos los medios institucionales disponibles para atender a las necesidades que se derivaron de la huelga revolucionaria del año 1917, de la insurrección obrera de 1934 y la guerra civil.
Ante estas situaciones, al igual que en el resto del territorio nacional, en Asturias, la institución se esfuerza en dar respuesta a las necesidades más básicas que la población demandaba, especialmente, de carácter sanitario, prestando los mismos a través de brigadas, formadas por camilleros que con el apoyo de carros, en un primer momento y posteriormente a través de vehículos debidamente acondicionados, prestaban el servicio de ambulancia, trasladando cadáveres, practicando primeros auxilios y exigiendo a l a los miembros de la Cruz Roja una labor extraordinaria en la que no faltaron actos , individuales y colectivos, de entrega y heroísmo.
(Coche ambulancia y tienda durante la epidemia de gripe 1911)
La puesta en marcha de pequeños dispensarios de socorro, que contaban con el apoyo desinteresado de algunos médicos y enfermeras representó un paso importante para la institución, permitiéndola prestar un apoyo muy activo en incendios, inundaciones, accidentes ferroviarios, laborales, etc. De tal forma que a finales de la primera década del pasado siglo, la figura del camillero de Cruz Roja comenzaba a ser ya usual en nuestra región.
(Atención pacientes afectados de tifus)
Atención pacientes afectados de tifusUn paso importante en este campo fue la inauguración, en 1911 de un hospitalillo en el cerro de Santa Catalina, en Gijón que atendió fundamentalmente a los enfermos de la epidemia de tifus ocurrida desde 1911 y 1912. En el año 1915, en Oviedo, la Institución abrió su primera policlínica, con el apoyo de 8 doctores, que aparte de pasar consulta un sus respectivas especialidades, practicaban curas, inyecciones, vacunaciones, etc. Las consultas eran gratuitas para los pobres y costaban una peseta a los restantes pacientes. En 1916 con motivo de una epidemia de viruela prestó más de 3.600 consultas.
(Clínica de Gijón de 1916).